En el mercado existen soluciones de software para casi todo. En concreto para la gestión de contenidos hay algunos muy extendidos, hasta tal punto que muchos de los sitios web por los que solemos navegar esconden detrás un CMS. Existen algunos especializados en el sector editorial, otros en sector audiovisual, también hay CMS para bloggers, o para anuncios de clasificados, etc.
No hay duda de que los CMS son una tendencia al alza. En el caso de los open source, con las nuevas versiones cada vez son más modulares, se pueden agregar o eliminar funcionalidades, se forman comunidades de gente que colabora, agregando fragmentos o tomando otros y sirven de solución a millones de empresas y particulares.
Hoy en día cualquier PYME sabe que necesita organizar su información en torno a sistemas informáticos fiables, y además con el crecimiento de la web, también quieren poder gestionar esa información online.
Entiendo, que estos CMS existentes en el mercado, son por lejos unos gigantes, en cuanto a volumen de código empleado en su desarrollo, horas/hombre invertidas, comunidad de apoyo y sobre todo número de sitios reales que los usan.
Estos CMS poseen un gran nivel de personalización, se ajustan a casi todo. Además, tiene una interfaz muy bien definida que permite agregar módulos, componentes o plugins, programados a medida según las necesidades.
Desde el punto de vista del desarrollador, usar estas herramientas para la construcción de sistemas en la web es sin duda algo muy positivo y ventajoso.
Desde un punto de vista empresarial de los productores de software, la perspectiva cambia. Adoptar este tipo de herramientas como la base de sus desarrollos a medio y largo plazo puede convertirse en un lastre, son muchos los riesgos y problemas que podrían encontrar: